La serpiente

Todo el mundo tiene alguien como ésta persona en su vida (aunque no siempre se sabe). Es tremendamente dispuesta a acogerte bajo su ala cómo la gallina a los polluelos, a enseñarte cosas, a compartir cosas, absorbe lo que le puedas enseñar, comparte opiniones contigo, pero en algún momento deja de participar en la conversación manteniendo cara de interés y la sonrisa perenne.

Siempre muestra interés en tus cosas, se asombra con lo que le cuentas, te hace preguntas, te escucha hasta el final con interés.

Es una persona amable, dulce y empática con todo el mundo, así durante tiempo hasta que comienzas a ver una pequeña muestra de algo que no te gusta de alguien que, por supuesto, no eres tú y con el paso del tiempo cada vez lo vas viendo más veces. De momento se muestra muy cercana a ti y se muestra como un colega.  

Puede estar a tu lado escuchando o departiendo contigo, no te llevará la contraria, ni discutirá contigo. A tu espalda le mostrará a los demás el nivel de hipocresía que puede gastar. A mi me lo decían de pequeña “cuando la barba de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar” y es una frase que, esta persona, debería llevar tatuada en la espalda y en la frente.

Tiene una amabilidad acompañada de una sonrisa casi peremne en su cara, que en una fracción de segundo puede volverse un gesto burlón o de asco a la espalda de alguien. Nunca mostará su verdadero rostro salvo por la espalda.

Luego, una vez que siente el respaldo de otros, seguirá sin mostrar su cara de frente, pero por la espalda, incluso a veces «por lo bajini» no tendrá piedad.

Es exactamente como una encantadora serpiente, sibilina. A ti, que ves representada tu imagen aquí, que lo disfrutes mucho.

Deja un comentario